Artículo 1°.-Denominase "María Remedios del Valle" a la plaza sin denominación ubicada
entre las calles Victoria Ocampo, Pierina Dealessi y Trinidad Guevara, del
barrio de Puerto Madero, Comuna 1 de esta Ciudad.
Artículo 2°.- Publíquese y cúmplase con lo establecido en
los artículos 89° y 90° de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires
Artículo 3°.- Comuníquese, etc.
FUNDAMENTOS
Señora
Presidenta:
María Remedios del Valle, de raíces africanas, nació en la
Ciudad de Buenos Aires, entonces Capital del Virreinato del Río de la Plata,
entre el año 1766 y 1767[1].
Las primeras líneas de su heroica pero olvidada historia, se
empezaron a escribir cuando María Remedios participó en el Cuerpo de Andaluces,
que defendió la Ciudad en las Invasiones Inglesas. “Durante la campaña de
Barracas, asistió y guardó las mochilas para aligerar su marcha en los Corrales
de Miserere”, escibió el comandante de ese cuerpo de combate.
Producida la Revolución de Mayo en 1810, se organiza la
primera expedición auxiliadora al Alto Perú, que luego se denominaría “Ejército
del Norte”, y es el 6 de julio de 1810 cuando María Remedios del Valle se
incorpora a ella, bajo el mando de Ortiz de Campo, junto con su marido y sus
dos hijos, quienes no sobrevivirían a la Campaña. A pesar de la enorme pérdida,
ella continuó atendiendo a los heridos de las primeras líneas del Ejército. Así
también animó y alentó a los soldados en el fragor del combate.
Se halló en todos los hechos de armas en que se encontró
aquel Ejército, habiendo marchado en la división del comandante Bernardo de
Anzoátegui, con la cual llegó hasta la villa de Potosí en diciembre de 1810.
Estuvo en el denominado "Desastre del Desaguadero", el 20 de junio de
1811 y en el retroceso que siguió a esta derrota. María Remedios marchó al
frente con la división de Anzoátegui y siguió después desde Potosí, a las
órdenes del Teniente Coronel Bolaños, hasta llegar a Jujuy.
“Fue
parte del ejército compuesto por 1500 hombres, cuyas dos terceras partes
formaban parte de la caballería –de los cuales sólo 600 poseían armas de fuego–
y que contaba con apenas diez piezas de artillería. Esta escasez de fuerzas no
le impidió protagonizar hechos gloriosos de nuestra historia, como el decisivo
Éxodo Jujeño, que determinó el fin del avance de las tropas enemigas, y las
victorias en las batallas de Tucumán y Salta. Durante las vísperas de la
Batalla de Tucumán, Del Valle se presentó ante Belgrano para solicitarle que le
permitiera atender a los heridos de las primeras líneas de combate. Belgrano,
siempre reacio a la participación femenina en sus tropas, le negó el permiso.
Pero esa mujer era empecinada. Durante la contienda, se filtró entre las líneas
de retaguardia y llegó al centro de la conflagración, donde asistió y alentó a
los soldados a batir al enemigo. La soldadesca, que era consciente del rol
histórico que cumplía en esa lucha denodada contra los realistas, comenzó a
llamarla la 'Madre de la Patria'.
Belgrano no pudo más que rendirse ante la evidencia de su valor y la nombró
Capitana de su ejército. […]”[2].
María Remedios fue una de las célebres “Niñas de Ayohúma”. En
ésta batalla, que significó una terrible derrota para las fuerzas patrióticas
conducidas por Belgrano en 1813, peleó a la par de sus compañeros. Los
españoles apresaron a 500 soldados, entre los que se encontraba “La Capitana”. “ […] Los realistas se encarnizaron con Del Valle: fue
sometida a nueve días de azotes públicos. Una medida ejemplificadora: la saña
sólo se explica como una decisión de sus captores para que su actitud no
cundiera. a las mujeres les estaba vedado el arte de la guerra; a las negras,
el espíritu de la heroicidad. Pudo escapar y regresó a las escuadras
belgranenses. (…) Continuó empuñando las armas y ayudando a los heridos en los
hospitales de campaña. Nunca perdió el mote de ‘Madre de la Patria’ entre la
soldadesca y seguía con la fiebre de los fanáticos los derroteros de la bandera
celeste y blanca. [...]”[3].
María Remedios estuvo siete veces
"en capilla", es decir, a punto de ser fusilada. A lo largo de su
carrera militar recibió seis heridas graves de bala. Finalizada la guerra, Del
Valle regresó a la Ciudad de Buenos Aires, donde, como muchos otros
héroes/heroínas nacionales, fue olvidada. María Remedios, sumida en la pobreza,
tuvo que mendigar para subsistir. Relata el escritor, historiador y
jurisconsulto salteño Carlos
Ibarguren (1877-1956), que María Remedios vivía en un rancho en
la zona de quintas, en las afueras de la ciudad, y frecuentaba los atrios de
las iglesias de San Francisco, Santo Domingo y San Ignacio, así como
la Plaza de la
Victoria (actual Plaza de Mayo) ofreciendo pasteles y tortas
fritas, o mendigando, lo que junto a las sobras que recibía de los conventos le
permitía sobrevivir. Se hacía llamar “la Capitana” y solía mostrar las
cicatrices de los brazos y relatar que las había recibido en la Guerra de la Independencia,
consiguiendo solo que quienes la oían pensaran que estaba loca o senil.
En un frío invierno de 1827, “el General Juan José Viamonte, héroe de la
Independencia, caminaba por la Plaza de la Recova, la actual Plaza de Mayo,
cuando ‘La Capitana’ extendió su mano. Viamonte se detuvo sorprendido: la cara
de esa mujer negra, canosa y vieja le resultaba familiar. Le preguntó su
nombre. ‘María Remedios del Valle’, respondió la anciana. Viamonte hizo un
silencio y luego gritó: “¡Pero si es la Madre de la Patria!”. “[…] ‘Es , la que nos acompañó al Alto Perú, es una heroína’ explicó a sus
acompañantes. Conmovido, decidió ampararla y, diputado en la Junta de
Representantes de la Provincia de Buenos Aires, el 11 de octubre de 1827
presentó un proyecto para resarcir el injusto abandono en que se encontraba y
otorgarle una pensión que reconociera los servicios prestados a la patria. […]” [4].
Recién nueve meses después se trataría
aquella propuesta, en la sesión del 18 de julio de 1828. Según el Diario de
Sesiones n°115 de la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires,
al abrirse el tratamiento el Diputado Marcelo Gamboa solicitó documentos que
acreditaran el merecimiento de la pensión. Ante este pedido Viamonte argumentó:
“Yo no hubiera tomado la palabra porque me cuesta
mucho trabajo hablar, si no hubiese visto que se echan de menos documentos y
datos. Yo conocí a esta mujer en el Alto Perú y la reconozco ahora aquí, cuando
vive pidiendo limosna. Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido
al Ejército de la Patria desde el año 1810. Es conocida desde el primer general
hasta el último oficial en todo el Ejército. Es bien digna de ser atendida:
presenta su cuerpo lleno de heridas de balas y lleno, además, de cicatrices de
azotes recibidos de los españoles. No se la debe dejar pedir limosna [...]
Después de haber dicho esto, creo que no habrá necesidad de más documentos
[...] Desde el
año 1810 hasta 1814, que me hallé en el Ejército del Perú, siempre fueron
relevantes los servicios de esta benemérita mujer, así en la asistencia de los
heridos y enfermos, como en las guerrillas”[5].
Tomás
de Anchorena, ante la resistencia de algunos Diputados, expresó indignado:
“Yo me hallaba de secretario
del general Belgrano cuando esta mujer estaba en el ejército, y no había acción
en la que ella pudiera tomar parte que no la tomase, y en unos términos que
podía ponerse en competencia con el soldado más valiente; era la admiración del
General, de los oficiales y de todos cuantos acompañaban al ejército. Ella en
medio de ese valor tenía una virtud a toda prueba y presentaré un hecho que la
manifiesta: El General Belgrano, creo que ha sido el general más riguroso, no
permitió que siguiese ninguna mujer al ejercito; y esta María Remedios del
Valle era la única que tenía facultad para seguirlo [….] Ella era el paño de
lágrimas, sin el menor interés de jefes y oficiales. Yo los he oído a todos a
voz pública, hacer elogios de esta mujer por esa oficiosidad y caridad con que
cuidaba a los hombres en la desgracia y miseria en que quedaban después de una
acción de guerra: sin piernas unos, y otros sin brazos, sin tener auxilios ni
recursos para remediar sus dolencias. De esta clase era esta mujer.
Si no me engaño el General Belgrano le dio el título de Capitán del
Ejército. No tengo presente si fue en el Tucumán o en Salta, que después
de esa sangrienta acción en que entre muertos y heridos quedaron 700 hombres
sobre el campo, oí al mismo Belgrano ponderar la oficiosidad y el esmero de
esta mujer en asistir a todos los heridos que ella podía socorrer […] Una
mujer tan singular como esta entre nosotros debe ser el objeto de la admiración
de cada ciudadano, y a donde quiera que vaya debía ser recibida en brazos y
auxiliada con preferencia a una general; porque véase cuanto se realza el
mérito de esta mujer en su misma clase respecto a otra superior, porque precisamente
esta misma calidad es la que más la recomienda”[6].
Luego de un arduo e intenso debate, la Junta
de Representantes de la Provincia de Buenos Aires decidió otorgarle un sueldo
correspondiente al grado de capitán de infantería y a pedido del diputado por
la ciudad Ceferino Lagos se votó crear una comisión que realice
su biografía, se publique en los periódicos y se haga un monumento.
Finalmente la Sala se expidió favorablemente
sobre estos pedidos pero María Remedios murió en la pobreza, sin cobrar un solo
peso, sin monumento ni biografía que cuente su historia.
“[…]
Muchas veces se debatió sobre a quién le correspondía el título de 'Padre de la
Patria', si a Belgrano o a José de San Martín. Sin embargo, ninguna corriente
se detuvo a analizar qué mujer podía detentar el rol de 'Madre de la Patria'.
Qué figura femenina podía ostentar las virtudes del valor, la abnegación, el
patriotismo y haber formado parte de un proyecto político de liberación en los
tempranos años de la Argentina. […] María
Remedios del Valle reúne los antecedentes necesarios para ser honrada con ese
título. Como tantos otros héroes nacionales, posee una característica que los
iguala: es una olvidada. Fue eliminada de la memoria historiográfica y del
registro del imaginario popular. Además, era negra y pobre. Rasgos que ciertos
arquitectos del relato de la patria quisieran extraviar”[7].
Colocarle su nombre a una plaza en el
barrio donde todas las calles llevan nombres de mujeres importantes de la
historia, será un acto de justicia para con esta heroica mujer, y para con toda
una comunidad históricamente excluida y discriminada; la afrodescendiente.
Es importante destacar que durante el año
2013, varias acciones se han llevado a cabo con el objetivo de reivindicar la
figura de esta heroica mujer. En ese sentido, el 24 de abril el Congreso de la
Nación sancionó la Ley Nº 26.852, que instituye el 8 de noviembre como el
"Día Nacional de los/as Afroargentinos/as y de la Cultura Afro";
fecha elegida en conmemoración de la muerte de María Remedios del Valle.
Asimismo, la Casa de la Moneda y el
Programa "Juana Azurduy", dependiente de la Jefatura de Gabinete de
Ministros, lanzaron, en el mes de octubre, una serie de medallas conmemorativas
denominada "Heroínas de la Patria Grande", con el rostro de tres
mujeres y con el objetivo de reivindicar el rol protagónico de las mujeres en
la historia argentina. Ellas son Juana Azurduy, Micaela Bastidas y María
Remedios del Valle.
También el Instituto Nacional contra la
Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), lanzó este 2013 un concurso
de revisión histórica llamado "La vida de María Remedios del Valle",
con el objetivo de promover el estudio, relevamiento, investigación y homenaje
político e histórico a la figura de esta mujer.
En un contexto en donde el Estado se
propone visibilizar nuestra historia, rescatar figuras siempre escondidas y
reivindicar el papel de mujeres que fueron fundamentales para la conformación
de nuestra Patria, creemos propicio que finalmente se le realice un homenaje,
debido y tantas veces postergado, a nuestra "Madre de la Patria".
Por los
motivos aquí expuestos, es que solicitamos la aprobación
del presente Proyecto de Ley[8].
[1] Cfr. «María
Remedios del Valle, la Madre de la
Patria»; artículo de Cynthia Ottaviano disponible
en el sitio web 200 argentinos, del 30 de agosto de 2011, y basado en
datos del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires «Doctor Ricardo
Levene» dependiente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
[5] Benencia, Julio Arturo y Luzuriaga,
Aníbal Jorge; "Formación castrense
de los Hombres de Armas de Belgrano", Buenos Aires, Instituto
Belgraniano Central, 1980, Escorzo Belgraniano N° 1.
[6] Citado en los fundamentos
del proyecto presentado el 1º de octubre de 2010 en la Cámara de Diputados por
las Lesgisladoras Paula Merchan y Victoria Donda pidiendo la construcción de un
Monumento a María Remedios del Valle, La Madre de la Patria.
[8] Se agradece la colaboración de la
asesora Patricia Gomes en la elaboración del presente proyecto de Ley, y los
aportes realizados por los/as militantes de la Mesa Nacional por la Igualdad.