viernes, 11 de julio de 2014

DENOMÍNASE "MARÍA REMEDIOS DEL VALLE" A UNA PLAZA SIN DENOMINACIÓN UBICADA EN EL BARRIO DE PUERTO MADERO.-

PROYECTO DE LEY


Artículo 1°.-Denominase "María Remedios del Valle" a la plaza sin denominación ubicada entre las calles Victoria Ocampo, Pierina Dealessi y Trinidad Guevara, del barrio de Puerto Madero, Comuna 1 de esta Ciudad.

Artículo 2°.- Publíquese y cúmplase con lo establecido en los artículos 89° y 90° de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
                                                                                                            
Artículo 3°.- Comuníquese, etc.


 

FUNDAMENTOS

Señora Presidenta:

María Remedios del Valle, de raíces africanas, nació en la Ciudad de Buenos Aires, entonces Capital del Virreinato del Río de la Plata, entre el año 1766 y 1767[1].

Las primeras líneas de su heroica pero olvidada historia, se empezaron a escribir cuando María Remedios participó en el Cuerpo de Andaluces, que defendió la Ciudad en las Invasiones Inglesas. “Durante la campaña de Barracas, asistió y guardó las mochilas para aligerar su marcha en los Corrales de Miserere”, escibió el comandante de ese cuerpo de combate.

Producida la Revolución de Mayo en 1810, se organiza la primera expedición auxiliadora al Alto Perú, que luego se denominaría “Ejército del Norte”, y es el 6 de julio de 1810 cuando María Remedios del Valle se incorpora a ella, bajo el mando de Ortiz de Campo, junto con su marido y sus dos hijos, quienes no sobrevivirían a la Campaña. A pesar de la enorme pérdida, ella continuó atendiendo a los heridos de las primeras líneas del Ejército. Así también animó y alentó a los soldados en el fragor del combate.

Se halló en todos los hechos de armas en que se encontró aquel Ejército, habiendo marchado en la división del comandante Bernardo de Anzoátegui, con la cual llegó hasta la villa de Potosí en diciembre de 1810. Estuvo en el denominado "Desastre del Desaguadero", el 20 de junio de 1811 y en el retroceso que siguió a esta derrota. María Remedios marchó al frente con la división de Anzoátegui y siguió después desde Potosí, a las órdenes del Teniente Coronel Bolaños, hasta llegar a Jujuy.

“Fue parte del ejército compuesto por 1500 hombres, cuyas dos terceras partes formaban parte de la caballería –de los cuales sólo 600 poseían armas de fuego– y que contaba con apenas diez piezas de artillería. Esta escasez de fuerzas no le impidió protagonizar hechos gloriosos de nuestra historia, como el decisivo Éxodo Jujeño, que determinó el fin del avance de las tropas enemigas, y las victorias en las batallas de Tucumán y Salta. Durante las vísperas de la Batalla de Tucumán, Del Valle se presentó ante Belgrano para solicitarle que le permitiera atender a los heridos de las primeras líneas de combate. Belgrano, siempre reacio a la participación femenina en sus tropas, le negó el permiso. Pero esa mujer era empecinada. Durante la contienda, se filtró entre las líneas de retaguardia y llegó al centro de la conflagración, donde asistió y alentó a los soldados a batir al enemigo. La soldadesca, que era consciente del rol histórico que cumplía en esa lucha denodada contra los realistas, comenzó a llamarla la 'Madre de la Patria'. Belgrano no pudo más que rendirse ante la evidencia de su valor y la nombró Capitana de su ejército. […]”[2].

María Remedios fue una de las célebres “Niñas de Ayohúma”. En ésta batalla, que significó una terrible derrota para las fuerzas patrióticas conducidas por Belgrano en 1813, peleó a la par de sus compañeros. Los españoles apresaron a 500 soldados, entre los que se encontraba “La Capitana”. “ […] Los realistas se encarnizaron con Del Valle: fue sometida a nueve días de azotes públicos. Una medida ejemplificadora: la saña sólo se explica como una decisión de sus captores para que su actitud no cundiera. a las mujeres les estaba vedado el arte de la guerra; a las negras, el espíritu de la heroicidad. Pudo escapar y regresó a las escuadras belgranenses. (…) Continuó empuñando las armas y ayudando a los heridos en los hospitales de campaña. Nunca perdió el mote de ‘Madre de la Patria’ entre la soldadesca y seguía con la fiebre de los fanáticos los derroteros de la bandera celeste y blanca. [...]”[3].

María Remedios estuvo siete veces "en capilla", es decir, a punto de ser fusilada. A lo largo de su carrera militar recibió seis heridas graves de bala. Finalizada la guerra, Del Valle regresó a la Ciudad de Buenos Aires, donde, como muchos otros héroes/heroínas nacionales, fue olvidada. María Remedios, sumida en la pobreza, tuvo que mendigar para subsistir. Relata el escritor, historiador y jurisconsulto salteño Carlos Ibarguren (1877-1956), que María Remedios vivía en un rancho en la zona de quintas, en las afueras de la ciudad, y frecuentaba los atrios de las iglesias de San FranciscoSanto Domingo y San Ignacio, así como la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) ofreciendo pasteles y tortas fritas, o mendigando, lo que junto a las sobras que recibía de los conventos le permitía sobrevivir. Se hacía llamar “la Capitana” y solía mostrar las cicatrices de los brazos y relatar que las había recibido en la Guerra de la Independencia, consiguiendo solo que quienes la oían pensaran que estaba loca o senil.

En un frío invierno de 1827, “el General Juan José Viamonte, héroe de la Independencia, caminaba por la Plaza de la Recova, la actual Plaza de Mayo, cuando ‘La Capitana’ extendió su mano. Viamonte se detuvo sorprendido: la cara de esa mujer negra, canosa y vieja le resultaba familiar. Le preguntó su nombre. ‘María Remedios del Valle’, respondió la anciana. Viamonte hizo un silencio y luego gritó: “¡Pero si es la Madre de la Patria!”. “[…] ‘Es , la que nos acompañó al Alto Perú, es una heroína’ explicó a sus acompañantes. Conmovido, decidió ampararla y, diputado en la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, el 11 de octubre de 1827 presentó un proyecto para resarcir el injusto abandono en que se encontraba y otorgarle una pensión que reconociera los servicios prestados a la patria. […]”[4].

Recién nueve meses después se trataría aquella propuesta, en la sesión del 18 de julio de 1828. Según el Diario de Sesiones n°115 de la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, al abrirse el tratamiento el Diputado Marcelo Gamboa solicitó documentos que acreditaran el merecimiento de la pensión. Ante este pedido Viamonte argumentó:

“Yo no hubiera tomado la palabra porque me cuesta mucho trabajo hablar, si no hubiese visto que se echan de menos documentos y datos. Yo conocí a esta mujer en el Alto Perú y la reconozco ahora aquí, cuando vive pidiendo limosna. Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido al Ejército de la Patria desde el año 1810. Es conocida desde el primer general hasta el último oficial en todo el Ejército. Es bien digna de ser atendida: presenta su cuerpo lleno de heridas de balas y lleno, además, de cicatrices de azotes recibidos de los españoles. No se la debe dejar pedir limosna [...] Después de haber dicho esto, creo que no habrá necesidad de más documentos [...]  Desde el año 1810 hasta 1814, que me hallé en el Ejército del Perú, siempre fueron relevantes los servicios de esta benemérita mujer, así en la asistencia de los heridos y enfermos, como en las guerrillas”[5].
Tomás de Anchorena, ante la resistencia de algunos Diputados, expresó indignado:

“Yo me hallaba de secretario del general Belgrano cuando esta mujer estaba en el ejército, y no había acción en la que ella pudiera tomar parte que no la tomase, y en unos términos que podía ponerse en competencia con el soldado más valiente; era la admiración del General, de los oficiales y de todos cuantos acompañaban al ejército. Ella en medio de ese valor tenía una virtud a toda prueba y presentaré un hecho que la manifiesta: El General Belgrano, creo que ha sido el general más riguroso, no permitió que siguiese ninguna mujer al ejercito; y esta María Remedios del Valle era la única que tenía facultad para seguirlo [….] Ella era el paño de lágrimas, sin el menor interés de jefes y oficiales. Yo los he oído a todos a voz pública, hacer elogios de esta mujer por esa oficiosidad y caridad con que cuidaba a los hombres en la desgracia y miseria en que quedaban después de una acción de guerra: sin piernas unos, y otros sin brazos, sin tener auxilios ni recursos para remediar sus dolencias.  De esta clase era esta mujer.  Si no me engaño el General Belgrano le dio el título de Capitán del Ejército.  No tengo presente si fue en el Tucumán o en Salta, que después de esa sangrienta acción en que entre muertos y heridos quedaron 700 hombres sobre el campo, oí al mismo Belgrano ponderar la oficiosidad y el esmero de esta mujer en asistir a todos los heridos que ella podía socorrer […]  Una mujer tan singular como esta entre nosotros debe ser el objeto de la admiración de cada ciudadano, y a donde quiera que vaya debía ser recibida en brazos y auxiliada con preferencia a una general; porque véase cuanto se realza el mérito de esta mujer en su misma clase respecto a otra superior, porque precisamente esta misma calidad es la que más la recomienda”[6].

Luego de un arduo e intenso debate, la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires decidió otorgarle un sueldo correspondiente al grado de capitán de infantería y a pedido del diputado por la ciudad Ceferino Lagos se votó crear una comisión que realice su biografía, se publique en los periódicos y se haga un monumento.

Finalmente la Sala se expidió favorablemente sobre estos pedidos pero María Remedios murió en la pobreza, sin cobrar un solo peso, sin monumento ni biografía que cuente su historia.

“[…] Muchas veces se debatió sobre a quién le correspondía el título de 'Padre de la Patria', si a Belgrano o a José de San Martín. Sin embargo, ninguna corriente se detuvo a analizar qué mujer podía detentar el rol de 'Madre de la Patria'. Qué figura femenina podía ostentar las virtudes del valor, la abnegación, el patriotismo y haber formado parte de un proyecto político de liberación en los tempranos años de la Argentina. […] María Remedios del Valle reúne los antecedentes necesarios para ser honrada con ese título. Como tantos otros héroes nacionales, posee una característica que los iguala: es una olvidada. Fue eliminada de la memoria historiográfica y del registro del imaginario popular. Además, era negra y pobre. Rasgos que ciertos arquitectos del relato de la patria quisieran extraviar”[7].

Colocarle su nombre a una plaza en el barrio donde todas las calles llevan nombres de mujeres importantes de la historia, será un acto de justicia para con esta heroica mujer, y para con toda una comunidad históricamente excluida y discriminada; la afrodescendiente.

Es importante destacar que durante el año 2013, varias acciones se han llevado a cabo con el objetivo de reivindicar la figura de esta heroica mujer. En ese sentido, el 24 de abril el Congreso de la Nación sancionó la Ley Nº 26.852, que instituye el 8 de noviembre como el "Día Nacional de los/as Afroargentinos/as y de la Cultura Afro"; fecha elegida en conmemoración de la muerte de María Remedios del Valle.

Asimismo, la Casa de la Moneda y el Programa "Juana Azurduy", dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros, lanzaron, en el mes de octubre, una serie de medallas conmemorativas denominada "Heroínas de la Patria Grande", con el rostro de tres mujeres y con el objetivo de reivindicar el rol protagónico de las mujeres en la historia argentina. Ellas son Juana Azurduy, Micaela Bastidas y María Remedios del Valle.

También el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), lanzó este 2013 un concurso de revisión histórica llamado "La vida de María Remedios del Valle", con el objetivo de promover el estudio, relevamiento, investigación y homenaje político e histórico a la figura de esta mujer.

En un contexto en donde el Estado se propone visibilizar nuestra historia, rescatar figuras siempre escondidas y reivindicar el papel de mujeres que fueron fundamentales para la conformación de nuestra Patria, creemos propicio que finalmente se le realice un homenaje, debido y tantas veces postergado, a nuestra "Madre de la Patria".

Por los motivos aquí expuestos, es que solicitamos la aprobación del presente Proyecto de Ley[8].





[1] Cfr. «María Remedios del Valle,  la Madre de la Patria»; artículo de Cynthia Ottaviano disponible en el sitio web 200 argentinos, del 30 de agosto de 2011, y basado en datos del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires «Doctor Ricardo Levene» dependiente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
[2] Rojas, Diego, “La Madre de la Patria”, Revista Veintitrés, 16 de octubre de 2008.
[3] Ídem anterior.
[4] Idem Nota 2º.
[5] Benencia, Julio Arturo y Luzuriaga, Aníbal Jorge; "Formación castrense de los Hombres de Armas de Belgrano", Buenos Aires, Instituto Belgraniano Central, 1980, Escorzo Belgraniano N° 1.
[6] Citado en los fundamentos del proyecto presentado el 1º de octubre de 2010 en la Cámara de Diputados por las Lesgisladoras Paula Merchan y Victoria Donda pidiendo la construcción de un Monumento a María Remedios del Valle, La Madre de la Patria.
[7] Idem Nota 2º.
[8] Se agradece la colaboración de la asesora Patricia Gomes en la elaboración del presente proyecto de Ley, y los aportes realizados por los/as militantes de la Mesa Nacional por la Igualdad.