Aunque son minoría, las parejas de mujeres también se animan a pasar por el registro civil. Prejuicios y ventajas de un camino que se inicia.
Las mujeres también tuvimos que luchar a lo largo de la historia por la igualdad de derechos y tal vez por eso seamos más tolerantes. “Todas las encuestas de género que realizamos nos dieron el mismo resultado: las mujeres discriminan menos que los hombres”, asegura María Rachid. Karina Duranti, una abogada especializada en temas relacionados con familias homoparentales y miembro de una de ellas piensa lo mismo. “Nunca me sentí particularmente discriminada por las mujeres, creo que todo depende de cómo decida llevar su vida la pareja. Nosotras en el ámbito familiar, social o laboral nunca lo ocultamos”, cuenta Karina que, al igual que María Rachid, piensa casarse dentro de poco. Pero, ¿por qué las parejas de mujeres son minoría a la hora de sacar turno? “Creo que para evitar la exposición -explica María- muchas parejas de mujeres ya tienen hijos y querrán preservarlos de la exposición que tendrán si se casan ahora”. Otro derecho que asegura esta ley es la adopción de estos hijos de familias homoparentales. “Nosotras tenemos dos hijas, concebidas por inseminación artificial”, explica Karina Duranti, “son hijas biológicas de mi pareja y ahora, después de casarme, voy a poder tramitar su adopción legal mediante la ley de adopción de hijo de cónyuge que ya existía para parejas heterosexuales”.
Durante todo el proceso, fueron más las alegrías que las tristezas. “Tuvimos mucho respaldo de los sectores estudiantiles, del ámbito cultural y político -declara Rachid- y también de la población en general. A mí me tocó viajar por el país y en todos lados la gente nos apoyaba, nos felicitaba y aplaudía”. Para Karina Duranti, la experiencia fue similar, “nosotras nos plantamos ante la sociedad de manera respetuosa y recibimos la misma respuesta”. Pero todavía queda trabajo por hacer. El próximo paso será obtener la ley de identidad de género. “Las chicas trans están hoy marginadas de la ley, la salud y la educación, tienen una expectativa de vida de 35 años, tenemos que cambiar esto ya”, explica Rachid. Además, faltan derogar algunos artículos del Código de Faltas que son discriminatorios porque, aunque no se apliquen de forma cotidiana da lugar a una zona gris que atenta contra la igualdad. Y en definitiva, de eso se trata, ¿no?