El Senado y Cámara de Diputados…
Artículo
1°. Reconocimiento. El Honorable Congreso de la
Nación reconoce a María Remedios del Valle como "La Madre de la
Patria".
Artículo
2°. Monumento.
Se dispone erigir un monumento en homenaje a María Remedios del Valle,
mujer afroargentina que luchó en las guerras de la independencia de nuestra
Nación, a quién el General Belgrano nombró Capitana y ha merecido el mote de
“Madre de la Patria”.
Artículo
3°. Lugar de emplazamiento. La autoridad de
aplicación realizará las gestiones pertinentes y convocará en forma directa a
la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, para que
evalúe y apruebe el emplazamiento del Monumento en la
Plaza de Mayo, conforme Ley Nº 12.665. En el eventual caso de no ser
posible el emplazamiento en dicho sitio, motivo de la denegatoria de la
Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, la autoridad
de aplicación convocará al jurado establecido en el Artículo 6º de la presente
Ley a fin de proponer, evaluar y decidir un nuevo sitio de emplazamiento.
Artículo
4°. Placas. El Monumento deberá tener dos placas
distintivas con la siguientes leyendas:
"María
Remedios del Valle - Madre de la Patria.
Nacida
en esta Ciudad entre los años 1766 y 1767, María Remedios fue una mujer negra
que combatió como un soldado más durante la guerra de la Independencia,
arriesgando su vida por la libertad de nuestra Patria. Belgrano no pudo más que
rendirse ante la evidencia de su valor y la nombró "Capitana del
Ejército", recibiendo el mote de "Madre de la Patria" por parte
de la soldadesca.
María
Remedios del Valle es una olvidada de la historia. Este Monumento la rescata de
ese olvido y le rinde el homenaje que esta Patria le debe, a ella y a toda la
comunidad Afrodescendiente de nuestra Nación."
"En
un frío invierno de 1827, el General Juan José Viamonte, héroe de la
Independencia, caminaba por la Plaza de la Recova, la actual Plaza de Mayo,
cuando ‘La Capitana’ extendió su mano. Viamonte se detuvo sorprendido: la cara
de esa mujer negra, canosa y vieja le resultaba familiar. Le preguntó su
nombre. ‘María Remedios del Valle’, respondió. Viamonte hizo un silencio y
luego gritó: `¡Pero si es la Madre de la Patria!´, ‘Es La Capitana!!, la que
nos acompañó al Alto Perú, es una heroína’ explicó a sus acompañantes.
Conmovido, decidió ampararla y siendo diputado en la Junta de Representantes de
la Provincia de Buenos Aires, el 11 de octubre de 1827 presentó un proyecto
para resarcir el injusto abandono en que se encontraba y otorgarle una pensión
que reconociera los servicios prestados a la patria. Sin embargo, María
Remedios no llegó a cobrar un solo peso, muriendo en la pobreza económica".
Artículo
5°. Concurso Público. Se encargará la realización
del monumento a un/a artista que será propuesto/a por las Organizaciones de la
Sociedad Civil que
tengan como misión velar por la defensa de los derechos de las personas
afrodescendientes. A tal fin, las organizaciones serán convocadas públicamente
por la autoridad de aplicación conforme lo establezca la reglamentación. Cada
organización podrá proponer como máximo dos artistas.
Artículo
6°. Jurado.
El jurado encargado de la elección del/la artista se conformará por cinco
(5) personas pertenecientes a Organizaciones de la Sociedad Civil que tengan como misión velar por
la defensa de los derechos de las personas afrodescendientes. La composición del Jurado estará a cargo de
La Secretaría de Cultura de la Nación o el organismo que eventualmente la
reemplace en el futuro. El mismo ejercerá sus funciones con carácter
honorario y su
funcionamiento lo determinará la reglamentación.
Artículo 7°. Presupuesto. El costo total del monumento,
incluyendo todas las etapas hasta el emplazamiento, y de la biografía
establecida en el Artículo 8º, se imputarán a la partida presupuestaria
correspondiente a la Secretaría de Cultura de la Nación para el Ejercicio 2013.
Artículo 8º. Biografía.
La autoridad de aplicación realizará una
biografía de la vida y obra de María Remedios del Valle, la cual deberá ser
aprobada por el Jurado establecido en el Artículo 6º de la presente Ley.
Posterior a ello, publicará la misma y distribuirá ejemplares que deberán ser
incorporados como material pedagógico en los establecimientos de educación
oficial.
Artículo 9°. Inauguración. El monumento
deberá inaugurarse el 25 de julio de año 2013, en el marco del "Día de la
Mujer Afro". En tal fecha, la autoridad de aplicación publicará a su vez
la biografía establecida en el Artículo 8º.
Artículo
10°. Autoridad de Aplicación. La Secretaría de
Cultura de la Nación o el organismo que eventualmente la reemplace en el
futuro, será la Autoridad de aplicación de la presente Ley.
Artículo 11°. Reglamentación. La reglamentación
pertinente deberá realizarse dentro de los 60 días de promulgada la presente
Ley, y el concurso establecido deberá llevarse a cabo dentro de los 90 días de
dictada dicha reglamentación.
Artículo
12°. De forma. Comuníquese,
etc.
FUNDAMENTOS:
Introducción
A lo largo de toda la historia argentina,
la visibilidad de los/as afrodescendientes fue erosionada desde varios frentes.
La historia nacional se escribía prescindiendo de la presencia africana y
afroargentina, y los censos nacionales postulaban que el pueblo argentino ya
era “casi blanco”. La sociedad argentina, y los discursos que la construyeron,
fueron pródigos en exclusiones.
Se hace necesario comenzar esta
fundamentación desterrando el mito de la desaparición de los negros y las
negras de nuestro país, para sacar a flote la historia de una comunidad
oprimida e invisibilizada, que ha realizado fundamentales aportes a la
conformación de la Nación Argentina.
A través de este Proyecto de Ley se busca
rescatar del olvido a María Remedios del Valle, una mujer negra y argentina,
que combatió como un soldado más durante la guerra de la Independencia,
arriesgando su vida por la libertad de nuestra Patria. Mujer que Belgrano
nombró "Capitana del Ejército" y recibió el mote de "Madre de la
Patria" por parte de la soldadesca. Otorgarle este reconocimiento no es
más que darle a ella y a toda la comunidad afroargentina sólo una ínfima parte
de aquella reparación histórica que este Estado les adeuda.
La “Madre de
la Patria”
María Remedios del Valle, de raíces africanas, nació en esta
ciudad porteña, entonces Capital del Virreinato del Río de la Plata, entre el
año 1766 y 1767[1].
Las primeras líneas de su heroica pero olvidada historia, se
empezaron a escribir cuando María Remedios participó en el Cuerpo de Andaluces,
que defendió la Ciudad en las Invasiones Inglesas. “Durante la campaña de
Barracas, asistió y guardó las mochilas para aligerar su marcha en los Corrales
de Miserere”, escibió el comandante de ese cuerpo de combate.
Producida la Revolución de Mayo en 1810, se organiza la
primera expedición auxiliadora al Alto Perú, que luego se denominaría “Ejército
del Norte”, y es el 6 de julio de 1810 cuando María Remedios del Valle se
incorpora a ella, bajo el mando de Ortiz de Campo, junto con su marido y sus dos
hijos, quienes no sobrevivirían a la Campaña. A pesar de la enorme pérdida,
ella continuó atendiendo a los heridos de las primeras líneas del Ejército. Así
también animó y alentó a los soldados en el fragor del combate.
Se halló en todos los hechos de armas en que se encontró
aquel Ejército, habiendo marchado en la división del comandante Bernardo de
Anzoátegui, con la cual llegó hasta la villa de Potosí en diciembre de 1810.
Estuvo en el denominado "Desastre del Desaguadero", el 20 de junio de
1811 y en el retroceso que siguió a esta derrota. María Remedios marchó al
frente con la división de Anzoátegui y siguió después desde Potosí, a las
órdenes del Teniente Coronel Bolaños, hasta llegar a Jujuy.
“Fue parte del ejército compuesto por
1500 hombres, cuyas dos terceras partes formaban parte de la caballería –de los
cuales sólo 600 poseían armas de fuego– y que contaba con apenas diez piezas de
artillería. Esta escasez de fuerzas no le impidió protagonizar hechos gloriosos
de nuestra historia, como el decisivo Éxodo Jujeño, que determinó el fin del
avance de las tropas enemigas, y las victorias en las batallas de Tucumán y
Salta. Durante las vísperas de la Batalla de Tucumán, Del Valle se presentó
ante Belgrano para solicitarle que le permitiera atender a los heridos de las
primeras líneas de combate. Belgrano, siempre reacio a la participación
femenina en sus tropas, le negó el permiso. Pero esa mujer era empecinada.
Durante la contienda, se filtró entre las líneas de retaguardia y llegó al
centro de la conflagración, donde asistió y alentó a los soldados a batir al
enemigo. La soldadesca, que era consciente del rol histórico que cumplía en esa
lucha denodada contra los realistas, comenzó a llamarla la “Madre de la Patria”. Belgrano no pudo más que rendirse ante la
evidencia de su valor y la nombró Capitana de su ejército. […]”[2]
María Remedios fue una de las célebres “Niñas de Ayohúma”. En
ésta batalla, que significó una terrible derrota para las fuerzas patrióticas
conducidas por Belgrano en 1813, peleó a la par de sus compañeros. Los
españoles apresaron a 500 soldados, entre los que se encontraba “La Capitana”.
“ […] Los realistas se encarnizaron con Del Valle:
fue sometida a nueve días de azotes públicos. Una medida ejemplificadora: la
saña sólo se explica como una decisión de sus captores para que su actitud no
cundiera: a las mujeres les estaba vedado el arte de la guerra; a las negras,
el espíritu de la heroicidad. Pudo escapar y regresó a las escuadras
belgranenses. (…) Continuó empuñando las armas y ayudando a los heridos en los
hospitales de campaña. Nunca perdió el mote de ‘Madre de la Patria’ entre la
soldadesca y seguía con la fiebre de los fanáticos los derroteros de la bandera
celeste y blanca. [...]”[3]
María
Remedios estuvo siete veces "en capilla", es decir, a punto de ser
fusilada. A lo largo de su carrera militar recibió seis heridas graves de bala.
Finalizada la guerra, Del Valle regresó a la Ciudad de Buenos Aires, donde,
como muchos otros héroes/heroínas nacionales, fue olvidada. María Remedios,
sumida en la pobreza, tuvo que mendigar para subsistir. Relata el escritor,
historiador y jurisconsulto salteño Carlos
Ibarguren (1877-1956), que María Remedios
vivía en un rancho en la zona de quintas, en las afueras de la ciudad, y
frecuentaba los atrios de las iglesias de San Francisco, Santo Domingo y San Ignacio, así como la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo)
ofreciendo pasteles y tortas fritas, o mendigando, lo que junto a las sobras
que recibía de los conventos le permitía sobrevivir. Se hacía llamar “la
Capitana” y solía mostrar las cicatrices de los brazos y relatar que las había
recibido en la Guerra de la Independencia, consiguiendo solo que quienes la oían
pensaran que estaba loca o senil.
“En
la recova de la plaza de la Victoria o en el atrio de San Francisco, de San
Ignacio o de Santo Domingo, veíase arrebujada en un manto de bayetón oscuro a
una vieja mendiga, conocida en el barrio con el apodo de “La Capitana”, su
figura era familiar a los vecinos: encorvada y magra, diríase la imagen mísera
de la senectud con su tez terrosa y arrugada, su boca hundida sin dientes y sus
ojos empañados.
Con
voz débil ofrecía en venta a los transeúntes pasteles, tortas fritas o fruta
que llevaba en una batea; a veces imploraba, por el amor de Dios, una limosna
[…] Aterida de frío en invierno, chapaleando barro bajo la lluvia o sofocada
por el sol de enero, recorría el mismo trayecto cotidiano en procura de su pan.
Era cliente de los conventos donde comía la sobra y los desperdicios que le
daban”[4].
En octubre de 1826, María Remedios, a
través del Diputado Manuel Rico, presentó un pedido para que se reconociera,
mediante una pensión, los servicios prestados a la Patria y la pérdida de su
esposo e hijos. En su fundamentación, el Diputado expuso:
“Doña
María Remedios del Valle, capitana de Ejército, a V.S. debidamente expone: que
desde el primer grito de la Revolución tiene el honor de haber sostenido la
justa causa de la Independencia, de una de aquellas maneras que suelen servir
de admiración a la Historia de los Pueblos: Si Señor Inspector, aunque aparezca
envanecida presuntuosamente la que representa, ella no exagera a la Patria sus
servicios, sino a que se refiere con su acostumbrado natural carácter lo que ha
padecido por contribuir al logro de la independencia de su patrio suelo que
felizmente disfruta. Si los primeros opresores del suelo americano aún miran
con un terror respetuoso los nombres de Caupolicán y Galvarino, los
disputadores de nuestros derechos por someternos al estrecho círculo de
esclavitud en que nos sumergieron sus padres, quizá recordarán el nombre de la
Capitana patriota María de los Remedios para admirar su firmeza de alma, su
amor patrio y su obstinación en la salvación y libertad american. (…).[María Remedios], quien por
alimentar a los jefes, oficiales y tropas que se hallaban prisioneros por los
realistas, por conservarlos, aliviarlos y aún proporcionarles la fuga a muchos,
fue sentenciada por los caudillos enemigos Pezuela, Ramírez y Tacón, a ser
azotada públicamente por nueve días con quien por conducir correspondencia e
influir a tomar las armas contra los opresores americanos, y batídose con
ellos, ha estado siete veces en capilla: con quien por su arrojo, denuedo y
resolución con las armas en la mano, y sin ellas, ha recibido seis heridas de
bala, todas graves: con quien ha perdido en campaña disputando la salvación de
su Patria su hijo propio, otro adoptivo
y su esposo!!!: con quien mientras fue útil logró verse enrolada en el Estado
Mayor del Ejército Auxiliar del Perú como capitana; con sueldo, según se daba a
los demás asistentes y demás consideraciones de su vida a su empleo. Ya no es
útil y ha quedado abandonada sin subsistencia, sin salud, sin amparo y
mendigando. La que representa ha hecho toda la campaña del Alto Perú; ella
tiene un derecho a la gratitud argentina, y es ahora que lo reclama por su
infelicidad. Manuel Rico, Buenos Aires, 23 de octubre de 1826. (…) Doña María Remedios del Valle […] suplica que previo derechos e
informes, sea ajustada y satisfecha y se le otorgue la recompensa que se crea
justa a su mérito, si su color no le hace indigna al derecho que le otorga al
mérito y a las virtudes”[5].
El 24 de marzo de 1827, el Ministro de
Guerra de la Nación, General Francisco Fernández de la Cruz, rechazó el pedido
recomendando dirigirse a la Legislatura Provincial ya que no estaba “en las facultades del Gobierno conceder
gracia alguna que importe erogación al Erario.”
En un frío invierno de 1827, “el General
Juan José Viamonte, héroe de la Independencia, caminaba por la Plaza de la
Recova, la actual Plaza de Mayo, cuando ‘La Capitana’ extendió su mano. Viamonte
se detuvo sorprendido: la cara de esa mujer negra, canosa y vieja le resultaba
familiar. Le preguntó su nombre. ‘María
Remedios del Valle’, respondió la anciana. Viamonte hizo un silencio y
luego gritó: “¡Pero si es la Madre de la
Patria!”. “[…] ‘Es , la que nos acompañó al Alto Perú, es una heroína ’ explicó a
sus acompañantes. Conmovido, decidió ampararla y, diputado en la Junta de
Representantes de la Provincia de Buenos Aires, el 11 de octubre de 1827
presentó un proyecto para resarcir el injusto abandono en que se encontraba y
otorgarle una pensión que reconociera los servicios prestados a la patria. […]”[6]
Recién nueve meses después se trataría
aquella propuesta, en la sesión del 18 de julio de 1828. Según el Diario de Sesiones n°115 de la Junta de
Representantes de la Provincia de Buenos Aires, al abrirse el tratamiento
el Diputado Marcelo Gamboa solicitó documentos que acreditaran el merecimiento
de la pensión. Ante este pedido Viamonte argumentó:
“Yo no hubiera tomado la palabra porque me cuesta
mucho trabajo hablar, si no hubiese visto que se echan de menos documentos y
datos. Yo conocí a esta mujer en el Alto Perú y la reconozco ahora aquí, cuando
vive pidiendo limosna. Esta mujer es realmente una benemérita. Ella ha seguido al
Ejército de la Patria desde el año 1810. Es conocida desde el primer general
hasta el último oficial en todo el Ejército. Es bien digna de ser atendida:
presenta su cuerpo lleno de heridas de balas y lleno, además, de cicatrices de
azotes recibidos de los españoles. No se la debe dejar pedir limosna [...]
Después de haber dicho esto, creo que no habrá necesidad de más documentos.”
Agregó: “La que representa es singular mujer en su patriotismo. Ella ha
seguido al Ejército del Perú en todo el tiempo que tuve el mando en él: salió
de ésta con las tropas que abrieron los cimientos a la independencia del país:
fue natural conocerla, como debe serlo, por cuantos hayan servido en el Perú:
la dejé en Jujuy después del contraste del Ejército sobre el Desaguadero. Infiero
las calamidades que ha sufrido, pues manifiesta las heridas que ha recibido; no
puede negársele un respeto patriótico. Es lo menos que puedo decir sobre la
desgraciada María de los Remedios, que mendiga su subsistencia.”
Sostuvo asimismo: “Desde el año 1810 hasta 1814, que me hallé en el Ejército del Perú,
siempre fueron relevantes los servicios de esta benemérita mujer, así en la
asistencia de los heridos y enfermos, como en las guerrillas”[7].
Tomás de Anchorena, ante la resistencia de
algunos Diputados, expresó indignado:
“Yo me hallaba de secretario
del general Belgrano cuando esta mujer estaba en el ejército, y no había acción
en la que ella pudiera tomar parte que no la tomase, y en unos términos que
podía ponerse en competencia con el soldado más valiente; era la admiración del
General, de los oficiales y de todos cuantos acompañaban al ejército. Ella en
medio de ese valor tenía una virtud a toda prueba y presentaré un hecho que la
manifiesta: El General Belgrano, creo que ha sido el general más riguroso, no
permitió que siguiese ninguna mujer al ejercito; y esta María Remedios del
Valle era la única que tenía facultad para seguirlo [….] Ella era el paño de
lágrimas, sin el menor interés de jefes y oficiales. Yo los he oído a todos a
voz pública, hacer elogios de esta mujer por esa oficiosidad y caridad con que
cuidaba a los hombres en la desgracia y miseria en que quedaban después de una
acción de guerra: sin piernas unos, y otros sin brazos, sin tener auxilios ni
recursos para remediar sus dolencias. De esta clase era esta mujer.
Si no me engaño el General Belgrano le dio el título de Capitán del
Ejército. No tengo presente si fue en el Tucumán o en Salta, que después
de esa sangrienta acción en que entre muertos y heridos quedaron 700 hombres
sobre el campo, oí al mismo Belgrano ponderar la oficiosidad y el esmero de
esta mujer en asistir a todos los heridos que ella podía socorrer […] Una
mujer tan singular como esta entre nosotros debe ser el objeto de la admiración
de cada ciudadano, y a donde quiera que vaya debía ser recibida en brazos y
auxiliada con preferencia a una general; porque véase cuanto se realza el
mérito de esta mujer en su misma clase respecto a otra superior, porque precisamente
esta misma calidad es la que más la recomienda”[8].
Luego de un arduo e intenso debate, la Junta
de Representantes de la Provincia de Buenos Aires decidió otorgarle “el sueldo correspondiente al grado de
capitán de infantería, que se le abonará desde el 15 de marzo de 1827 en que
inició su solicitud ante el Gobierno”. A pedido del diputado por la ciudad Ceferino
Lagos se votó crear una comisión que “componga una biografía de esta mujer y se
mande a imprimir y publicar en los periódicos, que se haga un monumento y que
la comisión presente el diseño de él y el presupuesto”[9].
Finalmente la Sala se expidió en una escueta
resolución: “Julio 18 de 1928. Acordado:
Se concede a la suplicante el sueldo de capitán de infantería, que se le
abonará desde el 15 de marzo de 1827 […]. Lahitte, secretario”. Esta
pensión sólo consistía en treinta pesos mensuales, a razón de un peso por día
en una Ciudad en donde la libra de aceite
rondaba $ 1,45, la de carne $ 2 y la de yerba $ 0,70[10].
Sin embargo, María Remedios murió en la
pobreza, sin cobrar un solo peso, sin monumento ni biografía que cuente su
historia.
“[…] Muchas veces se debatió sobre a
quién le correspondía el título de 'Padre de la Patria', si a Belgrano o a José
de San Martín. Sin embargo, ninguna corriente se detuvo a analizar qué mujer
podía detentar el rol de 'Madre de la Patria'. Qué figura femenina podía
ostentar las virtudes del valor, la abnegación, el patriotismo y haber formado
parte de un proyecto político de liberación en los tempranos años de la
Argentina. […] María Remedios del
Valle reúne los antecedentes necesarios para ser honrada con ese título. Como
tantos otros héroes nacionales, posee una característica que los iguala: es una
olvidada. Fue eliminada de la memoria historiográfica y del registro del
imaginario popular. Además, era negra y pobre. Rasgos que ciertos arquitectos
del relato de la patria quisieran extraviar.”[11]
El motivo que lleva a elegir a la Plaza
de Mayo como el lugar en donde emplazar el monumento en homenaje a María
Remedios del Valle, es que es un lugar significativo y central en la historia
de su vida. Es allí en donde ha pasado sus últimos días, mendigando para
subsistir, con la esperanza tal vez de recibir algún día la tan esperada
retribución por los servicios prestados a la Patria. Retribución que nunca
llegó. Y como consecuencia de la invisibilización de su historia, fenómeno que del
que ha sido víctima toda la comunidad afrodescendiente a lo largo de toda la
historia argentina, es que se establece colocar una placa que relate en forma
breve su historia.
Antes de finalizar esta argumentación, es
importante resaltar que en el año 2010 las Diputadas Nacionales Paula Merchan y
Victoria Donda, presentaron un proyecto de ley al Congreso de la Nación, para
levantarle un monumento a María Remedios y un proyecto de resolución para que
la imprenta del Congreso publique una obra biográfica. Si bien la iniciativa es
más que válida, ya que intenta desterrar del olvido a del Valle, aún no se han
sancionado ninguna de las dos propuestas. De aquí la importancia, de impulsar
las presentes propuestas que puedan dar curso a estos reconocimientos[12].
Por todos los motivos expuesto, y porque
es necesario llevar adelante acciones tendientes a reivindicar a la comunidad afrodescendiente
de nuestro país, es que solicitamos la aprobación de este Proyecto de Ley[13].
[1]
Cfr. «María Remedios del Valle,
la Madre de la Patria»; artículo de Cynthia
Ottaviano disponible
en el sitio web 200 argentinos, del 30 de
agosto de 2011, y basado en datos del Archivo Histórico de la Provincia de
Buenos Aires «Doctor Ricardo Levene» dependiente del Instituto Cultural de la
Provincia de Buenos Aires.
[4]
Ibarguren, Carlos: “En la penumbra de la
Historia Argentina”. Edit. La Facultad – Bs. As. 1932. Pág. 7-14.
[5] Benencia, Julio Arturo y
Luzuriaga, Aníbal Jorge; "Formación
castrense de los Hombres de Armas de Belgrano", Buenos Aires,
Instituto Belgraniano Central, 1980,
Escorzo Belgraniano N° 1.
[7] Benencia, Julio Arturo y
Luzuriaga, Aníbal Jorge; "Formación
castrense de los Hombres de Armas de Belgrano", Buenos Aires,
Instituto Belgraniano Central, 1980, Escorzo Belgraniano N° 1.
[8] Citado en los fundamentos del proyecto presentado el 1º de octubre de
2010 en la Cámara de Diputados por las Lesgisladoras Paula Merchan y Victoria
Donda pidiendo la construcción de un Monumento a María Remedios del Valle, La
Madre de la Patria.
[9] Benencia, Julio Arturo y
Luzuriaga, Aníbal Jorge; Formación
castrense de los Hombres de Armas de Belgrano, Buenos Aires, Instituto
Belgraniano Central, 1980, Escorzo
Belgraniano N° 1.
[10] Idem Nota 1º.
[12] Otra Bibliografía Consultada: Archivo
General de la Nación, Contaduría General de la Nación, Sala VII, Legajo 17-6-7,
Expediente 13.218, Buenos Aires, Argentina.
[13] Se agradece la colaboración de la asesora Patricia Gomes
y Miriam Gomes de la Sociedad de Socorros Mutuos "Unión Caboverdiana"
en la elaboración del presente proyecto de Ley y los aportes realizados por
los/as militantes de la Mesa Nacional por la Igualdad - Movimiento Evita.